El frío acariciaba tu piel, tu mirada se perdía entre las gotas de lluvia que golpeaban contra lo primero que se cruzaba en su camino hacia el suelo, tus pies empezaban a doler aun estando enfundados en botas de invierno, de esas con pelo por dentro, calentitas; notabas cómo te ardía la nariz y sabías que posiblemente parecías Rudolf. No le dabas importancia, tus pensamientos se desviaban a cosas bastante más importantes. Estos días, días en los que deberías haber desconectado de todo menos de los estudios, te han ocurrido cosas, y la mayoría te han dejado más perdida de lo que ya estabas. Otras, en cambio, te han demostrado que algunas de tus sospechas eran ciertas. Pero no has tocado un maldito libro, da gracias a tu inteligencia ya que posiblemente saques por lo menos un mierdoso 5 en el examen de hoy. Una sonrisa de idiota aparece en tus labios al pensar esto, «Manda huevos» piensas, «no has abierto un libro y aún así te sale bien el examen y sales contenta del insti». Pero no tardas en volver a los recuerdos tristes, las malas sospechas, las situaciones incómodas, las cosas que duelen. Tu sonrisa se borra y los ojos te brillan. ¿Será por el viento que choca en tus ojos o el lío de sentimientos que hay en tu interior?
-Ahí está.
+¿Qué?
-Que ahí está el bus.
+Ah..
Mi hermana me alejó de mis pensamientos. Subimos al bus y nos dirigimos a Santander a particular..
(Esta entrada es del puente ese que hubo hace un par de semanas. >.< )
Y siento no responder a vuestros mensajes del tuenti y creo que también hay algún comentario sin responder, cuando tenga un ordenador lo haré. Últimamente tengo todo el tema blog bastante abandonadillo..
Momentos en los que que quieres tirar la toalla, acabar con la agonía del día a día.. Y algo te dice: NI DE COÑA, TÚ SIGUES P'ALANTE. Y haces caso, luchas por avanzar. Buscas una forma de evadirte a tiempo parcial y encuentras algo perfecto. Luchas por alcanzarlo, pero a veces sientes que se aleja de ti.. Y utilizas otras cosas más fáciles. ¿Un ejemplo? Este blog. :)
domingo, 23 de diciembre de 2012
domingo, 2 de diciembre de 2012
Doble vida.
Cada día te levantas sin ganas, sin ilusión, sin ánimo.. Dices 'Otro día de mierda más', suspiras, te vistes y vas a desayunar. Intentas estar de buen humor con tu madre y tu hermana para no fastidiarles el día desde la primera hora de la mañana. Cuando llegas al instituto no te cuesta sonreír, estás bromeando con tus amigas y los problemas desaparecen un rato de tu mente. En clase no te centras, tu cabeza prefiere fastidiarte un rato, te dices 'presta atención' y por mucho que lo intentas no puedes. Después, cuando hablas con la gente, tu cara se ilumina, aparentas felicidad, pasotismo, que todo te resbala, pero en el interior, tu corazón te duele, parece advertir que no aguanta más así, que algo tiene que cambiar. Entonces quieres sacarlo de ti, dejar de sentir esa agonía que te está destrozando. Así continúan tus días mientras te preguntas cuánto tiempo aguantarás, cuándo explotarás, hasta qué punto podrás controlar tus sentimientos..
Un día sientes que todo te agobia y prefieres estar distante, seria, con un escudo. Los demás piensan que estás enfadada. Y entonces una de tus amigas te dice: '¡Alegra esa cara! Con lo que eres tú, todo el día riendo, venga, ¡sonríe!'. Es ese el momento en el que te das cuenta de que estás siempre ocultando tus sentimientos, pero no sabes si es por ti o por las personas que te rodean, por las personas a las que les gusta que sonrías por muy fea que sea tu sonrisa. Te das cuenta de que llevas una especie de doble vida: para el mundo, alegre; en tu interior, llena de desesperación, claustrofobia, agonía, vacío. Te preguntas si eso está bien, si quieres seguir engañando al mundo o prefieres decantarte por mostrar tu debilidad, si quieres que la gente te vea como eres realmente o como una persona a la que todo le da igual. No encuentras respuesta. Ni siquiera sabes quién y qué eres, y creo que eso es algo que debes solucionar antes que cualquier otra cosa. Pero, ¿cómo? Eso es algo que vas a tener que ir descubriendo poco a poco.
Un día sientes que todo te agobia y prefieres estar distante, seria, con un escudo. Los demás piensan que estás enfadada. Y entonces una de tus amigas te dice: '¡Alegra esa cara! Con lo que eres tú, todo el día riendo, venga, ¡sonríe!'. Es ese el momento en el que te das cuenta de que estás siempre ocultando tus sentimientos, pero no sabes si es por ti o por las personas que te rodean, por las personas a las que les gusta que sonrías por muy fea que sea tu sonrisa. Te das cuenta de que llevas una especie de doble vida: para el mundo, alegre; en tu interior, llena de desesperación, claustrofobia, agonía, vacío. Te preguntas si eso está bien, si quieres seguir engañando al mundo o prefieres decantarte por mostrar tu debilidad, si quieres que la gente te vea como eres realmente o como una persona a la que todo le da igual. No encuentras respuesta. Ni siquiera sabes quién y qué eres, y creo que eso es algo que debes solucionar antes que cualquier otra cosa. Pero, ¿cómo? Eso es algo que vas a tener que ir descubriendo poco a poco.
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