domingo, 6 de enero de 2013

Un añito sin ti.

De ti aprendí que el amor para toda la vida es posible, que puedes enamorar a la misma persona todos los días, que con pequeños detalles (materiales o no) puedes sacar sonrisas a muchas personas, que si te empeñas puedes conseguir lo que quieras, que con trabajo duro se puede levantar un imperio, que con paciencia puedes educar todos los hijos que quieras, que hay momentos en los que tienes que callarte las cosas hasta calmarte y decirlas tranquilamente, que si encuentras algo que te gusta tienes que cuidarlo día a día para no perderlo, que por muy elegante y educado que seas puedes hacer las mismas gamberradas que cualquiera (o más), que hay que luchar lo nunca pensado contra la muerte, pero siempre llega.
Puede que tuvieses tus defectos. Que fueses un tanto machista, que esperases que tu mujer lo hiciese casi todo por ti, que a veces eras demasiado prepotente (como todos tus hijos), pero tenías un gran corazón. Todo lo resolvías con cariño y no te importaba dar a quien no te podría devolver en mucho tiempo.
Sé que no pasé mucho tiempo contigo, que la distancia nos ha hecho perder muchos momentos abuelo-nieta, que no nos ha dado tiempo a contarnos mil y un historias. Y te aseguro que me habría encantado.
Hoy hace un año que te fuiste. Todavía se me llenan los ojos de lágrimas al ver tus fotos, se me encoge el corazón al hablar de ti. Te echo de menos. Echo de menos saber que después de unos meses de espera, volvería a Tenerife y poco después podría ir a tu casa, sentarme a tu lado, abrazarte, cogerte de la mano, escuchar tu preocupante respiración, ver tu delicada figura intentando convatir contra todo lo malo, feliz al ver a sus nietos jugar, a sus hijos bromeando como cuando eran chavales, enanos como somos ahora nosotros.
Te fuiste el 6 de enero de 2012 y a 6 de enero de 2013 te recuerdo, recuerdo esas navidades oscuras, cuando habías tirado la toalla y no querías vivir.. Pero recuerdo todos tus chistes bien contados, tus sonrisas al vernos a mi hermana y a mí después de una larga espera, tus besos, tus abrazos, tus pocas pero preciosas muestras de cariño.
Me encantaría que pudieses volver a la tierra, volver a oír tu voz.. Y aunque no sea posible, en mi mente siempre ocurrirá.
Te quiero, abuelo, y siempre te querré.

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